Otro descubrimiento reciente de Leonardo Da Vinci, el retrato de Bianca Sforza.
Parece que cuando un autor se pone de moda florecen las obras por doquier aunque esta historia se remonta en el tiempo hasta al menos 1998 cuando la Christie´s gallery subastó un retrato femenino hecho con tiza de colores y tinta sobre pergamino, por aquel entonces catalogada como obra alemana del XIX realizada a imitación del estilo renacentista. La vestimenta, por ejemplo revela la proximidad de la joven a la corte milanesa así como el recogido del pelo hacia 1.490, fecha en la que, curiosamente, Leonardo vivió en Milán y realizó varios encargos de retratos para la aristocracia.
El caso es que una década después el coleccionista canadiense Peter Silverman se fijó en la mención que hacía la galería donde volvia a salir a la venta "influencia de Leonardo Da Vinci" y su olfato ( y su dinero seguramente) le embarcó en el camino de enlazar al obra con el autor. El periplo comenzó enviando una imagen al profesor Kemp quien quiso verla más de cerca. Se recurrió posteriormente a los escáneres multiespectrales con los que se estudiaron las diferentes capas del dibujo. Las áreas sombreadas mostraban el trazo realizado por una persona zurda, como Leonardo; los colores, el dibujo, el tratamiento del color, la espiritualidad... otro dato es el de una huella dactilar captada por una cámara. Esta se corresponde con la punta del dedo índice o corazón y es "muy similar" a la encontrada en un San Jerónimo del pintor renacentista italiano que se conserva en el Vaticano.
Autentificar una obra de arte de estas características, no es fácil. Entran en juicio cuestiones de prestigio o el temor a querellas judiciales por ejemplo. Había que seguir buscando pruebas. Se recurrió a datar el pergamino, seguramente de becerro, sobre el que se había realizado el retrato mediante la técnica del radiocarbono y no se descartó la posiblidad (1440-1650).
Las marcas que aparecían en el borde del pergamino indicaban que pudo haber formado parte de un libro, quizás conmemorativo de una boda. La macrofotografía reveló también que se había extaido de un lugar concreto de "La Sforziada". Desde aquí se llegó al nombre posible de Bianca Sforza, hija ilegítima de duque de Milán, quien contrajo matrimonio en 1.496 con el comandnte de las tropas milanesas que a su vez era cliente de Leonardo. El libro en cuestión llegó a Polonia a principios del XVI cuando un miembro de la familia Sforza se unió a la realiza polaca en matrimonio y que acabó en una estantería pero sin la hoja correspondiente que en algúnn momento se retiró. La joven del retrato tenía entre 13 y 14 años y murió trágicamente unos meses después, tal vez a raíz de un embarazo.
La publicación de estas investigaciones una vez más atrajo la controversia entre unos y otros y la sombra de una falsificación de alta calidad, alimetada por la repentina aparición de la obra, extendía sus garras sobre el siempre discutido mundo del arte y de los artistas que tanto dinero mueven. Asombrosamente coinciden casi en el tiempo obras perdidas y otras de las que no teníamos ni constancia de su autoría a manos del pintor italiano. Son muchos los retratos femeninos atribuidos a Leonardo pero pocos los que sabemos que fueron realizados por él con seguridad. El hecho de que se trate además de una obra completamente terminada (Leonardo solía dejar numerosas obras inconclusas, sobre todo en su etapa de Milán) y que haya podido encontrarse el manuscrito del que fue arrancada es cuando menos sorprendente.