GRECIA Έλλάς.
1.- La primera en la frente: en Atenas fue una democracia directa, a la manera de las asambleas que plantean ahora los movimientos como el 15-M, es decir, los ciudadanos participaban directamente en las decisiones políticas por medio de aclamación asamblearia. Cierto es que resulta más fácil cuanto más pequeños son los grupos. Las polis griegas eran pequeñas y tenían pocos habitantes, las ciudades actuales son mas grandes pero también se pueden fragmentar en porciones más pequeñas como ya lo han demostrado . Esto lo hemos convertido en un sistema representativo y no-directo de participación. Nunca más cuestionado que en la actualidad lo de “representativo”, ¿a qué porcentaje de la sociedad representa en realidad? ¿Dónde participan los ciudadanos a día de hoy? ¿Donde pueden mostrar su opinión? Aquí, en un blog.
2.-La segunda plantea la rotación de los cargos públicos de forma rápida y además estos en la Grecia clásica eran designados por sorteo. En la democracia actual la rotación de los cargos públicos se produce cada cierto tiempo, o eso creemos, porque a veces más bien parece el baile de la silla y no son designados por sorteo, sino por elecciones periódicas mediante sufragio universal, o eso pensamos y en último término, se eligen internamente, a dedo, dentro de las listas que presenta un partido y también fuera. Es decir, en la mayoría de los casos no sabemos con exactitud ni los posibles candidatos para ocupar puestos de responsabilidades políticas.
3.-La tercera es una cuestión de fondo vital a mi manera de ver: para los atenienses la democracia era una forma posible y efectiva de gobierno, es decir que la democracia podía ser puesta en practica. Creían en ella de forma efectiva, tangible, eficiente. Hoy es más un ideal, una ilusión que sirve de referencia para juzgar nuestros sistemas políticos, pero que es imposible de realizar e instaurar y en la que cada vez menos ciudadanos creen y sobre todo confían, aún reconociendo que es preferible este sistema, es una aceptación ante males mayores.
4.- La cuarta recuerda que para la democracia ateniense los únicos que podía participar en la vida política era los hombres libres, aquellos que eran considerados ciudadanos, es decir, una minoría de la que se excluían mujeres, esclavos, menores de edad y extranjeros, quienes no tenían derechos políticos. La democracia actual en cambio, consiste en la participación política de todos, con el único requisito de ser mayor de edad. También se excluye algún colectivo: no son ciudadanos los encarcelados que están sentenciados a varios años de cárcel.
5.- La quinta saca a la palestra otras posibilidades: no era aceptada por toda la población como forma más apropiada, en especial se oponían a ella pensadores y líderes atenienses importantes ya que consideraban a la democracia como una forma equivocada de gobierno. Hoy en día y vistas otras experiencias absolutamente más nefastas, la democracia es un mal menor, a falta de una nueva idea o una interpretación diferente que se adapte a los tiempos de globalización en los que vivimos. Muchas son las formas posibles incluso apoyadas en el paraguas de la democracia que no dejan de encubrir otra realidad que puede cegarnos con el resplandor de un nuevo Amanecer Dorado.
6.- La sexta alumbra un tema especialmente delicado y sensible: en Atenas, las opiniones y juicios de los ciudadanos eran escuchadas en la Ekklesia o asamblea popular, en donde discutían temas de comercio, guerra y política interna. ¡A los ciudadanos se les escuchaba, y a eso se le llamaba democracia! En la actualidad existe una sensación generalizada de separación de hecho y de derecho entre las clases dirigentes y la población. La teoría dice que hay hombres y mujeres que nos representan, como por ejemplo: diputados, senadores. Quienes expresan sus opiniones y juicios en el congreso, en los ayuntamientos, se discuten temas de los que afecta a la sociedad, pero unos y otros se encuentran divorciados irremediablemente. Es como si hubiéramos creado una casta que en momentos de crisis centra su interés en salvar sus muebles y olvidarse de que los demás ni los tienen.
7.- La séptima quizás tenga algo en común con el séptimo de caballería: la falta de sensibilidad, la imprudencia, la división. Consiste en que, el gobierno debería ser autónomo y capaz de actuar de manera independiente sin restricciones externas, tomar sus decisiones, basadas en las necesidades de la mayoría. Hoy se plantean varias preguntas ¿qué gobierno?, ¿quién gobierna? ¿A quiénes eligen hoy los ciudadanos griegos? ¿quién decide los recortes que se deben llevar a cabo, los sueldos que cobrarán, los impuestos que pagarán? ¿Puede un griego hoy, un español mañana, votar a quien realmente va a decidir las cuestiones económicas o políticas de su país?, es más, ¿sabe quién es? ¿Qué queda en realidad de la independencia de los estados que forman la Unión Europea?, de algunos me refiero. Y si los estados desaparecen, en cuanto a su independencia y soberanía, de momento económica, no tendríamos los ciudadanos derecho a, primero poder opinar, decidir, participar y segundo saber quiénes decidirán por nosotros, incluso a elegir a los representantes ¿no debería ser un principio esencial de la democracia? De no ser así, más bien caminamos hacia una dictadura de la democracia, como muchos han llamado ya DICTOCRACIA. Muy lejos de la visión ateniense clásica. En la democracia actual y en la Atenas clásica los representantes eran elegidos por los ciudadanos, pero ojo, el descontento, la desconfianza, la falta de transparencia de hoy hace que el voto se sienta cautivo, sin alternativas reales y con ello se dirija hacia la periferia política y abra puertas peligrosas que todos estamos permitiendo directa o indirectamente. En Atenas eran elegidos por la mayor aclamación y en la actualidad son elegidos por mayoría de votos, pero no siempre esos son los que luego gobiernan. Toda una maraña de trampas para seguir llamando democracia a algo que ya dista mucho de sus orígenes.
8.- La octava no debería haber cambiado desde Atenas hasta hoy: en la democracia ateniense y la actual, la administración sirve a los intereses de la mayoría y no los de la minoría. Pero evidentemente, nadie se lo cree. Cómo creerse que los pobres de solemnidad son los bancos, a quines se dirigen las ayudas. Cómo creerse que es necesario hacer borrón y cuenta nueva con quienes defraudaron, se llevaron el dinero a paraisos fiscales mientras el resto de los mortales nos vimos perseguidos por hacienda, recaudadores, policias y demás señores del frac.
9.- La novena se ha convertido en una utopía digna de los mejores momentos románticos de la historia, de las comunidades hippies de los 60 y como no de las mejores intenciones con la que se ha transformado en símbolo de libertad aquella que escribió Beethoven. La democracia ateniense procuraba respetar los derechos y considerar a los ciudadanos como iguales, especifiquemos que para Atenas en el ámbito político, para la sociedad actual en otros ámbitos, como el judicial, el social cada cual logra lo que tiene de acuerdo a su esfuerzo y mérito. ¡Juuuaassss, Juaassssss! El rey, Urdangarín, Gürtel, Roldán, Gescartera, voy a hacer un esfuerzo y a recordar al montón de especuladores, de lavadoras de dinero, de ladrones de guante blanco que están en la cárcel por no acordarse de que todos somos iguales.... ¡Glup!, tengo alzheimer.
10.-Y por último, la democracia era y debería seguir siendo un sistema político y además un modelo de vida de los ciudadanos centrado en la libertad, la igualdad de todos ante todo y la justicia: esto en Europa hasta ahora que desaparece de un plumazo se ha llamado Estado del bienestar. ¿Quien se cree con el derecho de poder deshacer este logro europeo poco cuestionado por los ciudadanos? ¿No merece al menos una consulta?. El nacimiento de la U.E fue puramente mercantil de modo que no debe sorprender que sea el único motivo que sigue existiendo por encima de cualquier otro, pero ¿quién se atreve a tener autoridad moral para sacar siquiera el tema de si deben permanecer o no en el euro, en Europa, a aquellos que gestaron, amamantaron y dieron los primeros paseos al concepto de democracia?. Recuerdo y hasta apelo con este barrido histórico a otra cuestión a la que los griegos clásicos tenían tanto miedo: la ley del ostracismo que buscaba eliminar el abuso de poder mediante la amenaza del destierro, algo que a todo ateniense aterraba. Busquemos una forma de ostracismo para tanto especulador, político inepto, burócratas, banqueros, reyes de las finanzas, de los mercados y trabajemos una vez más para que el agua retome un cauce mas apacible. Grecia ha sabido recuperar siempre su sitio en la historia pese a las numerosas invasiones que ha sufrido: desde los Dorios a los turcos o los alemanes. Para terminar quiero recordar una frase de uno de los grandes, griego por supuesto: Platón, que decía: la obra maestra de la injusticia es parecer justo sin serlo.
Las elecciones en Grecia hacen que Europa vuelva los ojos hacia oriente porque puede tocar sus bolsillos, pues recordemos que antes de que los germanos pisaran las orillas del Rin, antes de que los Galos pisaran las del Loira, cuando los que hoy llamamos países más desarrollados del planeta vivían casi en la prehistoria detrás del jabalí o el bisonte, y recolectando frutos silvestres, los griegos permitían su existencia a la vez que desarrollaban un sistema político y social que no hemos sido capaces de superar todavía. Solidaridad en tiempos de crisis. Solidaridad y memoria para recordar que ha sido la cuna de lo que hoy tenemos en la llamada cultura occidental: 2.400 años sin encontrar nada mejor creo que merecen una llamada a la memoria y un respeto. Respeto hacia quienes creyeron, por primera vez en la historia de la humanidad, de forma generalizada en la libertad y la justicia. Aunque ya advertía Platón que la justicia no era otra cosa que la conveniencia del más fuerte, hemos preferido seguir creyendo de forma insistente que no es así. Mantengamos la esperanza también ahora.
La historia la lleva cada pueblo a la espalda, en una mochila de la que saca de tanto en tanto parte de lo que conserva del poso que fueron dejando sus antepasados en su lengua, su cultura, su manera o forma de vida. Por mucho que queramos prescindir de ella, ahí está, simplemente la desconoceremos y estaremos condenados a repetirla, pero ahí está, en la mochila. Recordemos hoy especialmente que significa y significó en sus orígenes la democracia griega.
1.- La primera en la frente: en Atenas fue una democracia directa, a la manera de las asambleas que plantean ahora los movimientos como el 15-M, es decir, los ciudadanos participaban directamente en las decisiones políticas por medio de aclamación asamblearia. Cierto es que resulta más fácil cuanto más pequeños son los grupos. Las polis griegas eran pequeñas y tenían pocos habitantes, las ciudades actuales son mas grandes pero también se pueden fragmentar en porciones más pequeñas como ya lo han demostrado . Esto lo hemos convertido en un sistema representativo y no-directo de participación. Nunca más cuestionado que en la actualidad lo de “representativo”, ¿a qué porcentaje de la sociedad representa en realidad? ¿Dónde participan los ciudadanos a día de hoy? ¿Donde pueden mostrar su opinión? Aquí, en un blog.
2.-La segunda plantea la rotación de los cargos públicos de forma rápida y además estos en la Grecia clásica eran designados por sorteo. En la democracia actual la rotación de los cargos públicos se produce cada cierto tiempo, o eso creemos, porque a veces más bien parece el baile de la silla y no son designados por sorteo, sino por elecciones periódicas mediante sufragio universal, o eso pensamos y en último término, se eligen internamente, a dedo, dentro de las listas que presenta un partido y también fuera. Es decir, en la mayoría de los casos no sabemos con exactitud ni los posibles candidatos para ocupar puestos de responsabilidades políticas.
3.-La tercera es una cuestión de fondo vital a mi manera de ver: para los atenienses la democracia era una forma posible y efectiva de gobierno, es decir que la democracia podía ser puesta en practica. Creían en ella de forma efectiva, tangible, eficiente. Hoy es más un ideal, una ilusión que sirve de referencia para juzgar nuestros sistemas políticos, pero que es imposible de realizar e instaurar y en la que cada vez menos ciudadanos creen y sobre todo confían, aún reconociendo que es preferible este sistema, es una aceptación ante males mayores.
4.- La cuarta recuerda que para la democracia ateniense los únicos que podía participar en la vida política era los hombres libres, aquellos que eran considerados ciudadanos, es decir, una minoría de la que se excluían mujeres, esclavos, menores de edad y extranjeros, quienes no tenían derechos políticos. La democracia actual en cambio, consiste en la participación política de todos, con el único requisito de ser mayor de edad. También se excluye algún colectivo: no son ciudadanos los encarcelados que están sentenciados a varios años de cárcel.
5.- La quinta saca a la palestra otras posibilidades: no era aceptada por toda la población como forma más apropiada, en especial se oponían a ella pensadores y líderes atenienses importantes ya que consideraban a la democracia como una forma equivocada de gobierno. Hoy en día y vistas otras experiencias absolutamente más nefastas, la democracia es un mal menor, a falta de una nueva idea o una interpretación diferente que se adapte a los tiempos de globalización en los que vivimos. Muchas son las formas posibles incluso apoyadas en el paraguas de la democracia que no dejan de encubrir otra realidad que puede cegarnos con el resplandor de un nuevo Amanecer Dorado.
6.- La sexta alumbra un tema especialmente delicado y sensible: en Atenas, las opiniones y juicios de los ciudadanos eran escuchadas en la Ekklesia o asamblea popular, en donde discutían temas de comercio, guerra y política interna. ¡A los ciudadanos se les escuchaba, y a eso se le llamaba democracia! En la actualidad existe una sensación generalizada de separación de hecho y de derecho entre las clases dirigentes y la población. La teoría dice que hay hombres y mujeres que nos representan, como por ejemplo: diputados, senadores. Quienes expresan sus opiniones y juicios en el congreso, en los ayuntamientos, se discuten temas de los que afecta a la sociedad, pero unos y otros se encuentran divorciados irremediablemente. Es como si hubiéramos creado una casta que en momentos de crisis centra su interés en salvar sus muebles y olvidarse de que los demás ni los tienen.
7.- La séptima quizás tenga algo en común con el séptimo de caballería: la falta de sensibilidad, la imprudencia, la división. Consiste en que, el gobierno debería ser autónomo y capaz de actuar de manera independiente sin restricciones externas, tomar sus decisiones, basadas en las necesidades de la mayoría. Hoy se plantean varias preguntas ¿qué gobierno?, ¿quién gobierna? ¿A quiénes eligen hoy los ciudadanos griegos? ¿quién decide los recortes que se deben llevar a cabo, los sueldos que cobrarán, los impuestos que pagarán? ¿Puede un griego hoy, un español mañana, votar a quien realmente va a decidir las cuestiones económicas o políticas de su país?, es más, ¿sabe quién es? ¿Qué queda en realidad de la independencia de los estados que forman la Unión Europea?, de algunos me refiero. Y si los estados desaparecen, en cuanto a su independencia y soberanía, de momento económica, no tendríamos los ciudadanos derecho a, primero poder opinar, decidir, participar y segundo saber quiénes decidirán por nosotros, incluso a elegir a los representantes ¿no debería ser un principio esencial de la democracia? De no ser así, más bien caminamos hacia una dictadura de la democracia, como muchos han llamado ya DICTOCRACIA. Muy lejos de la visión ateniense clásica. En la democracia actual y en la Atenas clásica los representantes eran elegidos por los ciudadanos, pero ojo, el descontento, la desconfianza, la falta de transparencia de hoy hace que el voto se sienta cautivo, sin alternativas reales y con ello se dirija hacia la periferia política y abra puertas peligrosas que todos estamos permitiendo directa o indirectamente. En Atenas eran elegidos por la mayor aclamación y en la actualidad son elegidos por mayoría de votos, pero no siempre esos son los que luego gobiernan. Toda una maraña de trampas para seguir llamando democracia a algo que ya dista mucho de sus orígenes.
8.- La octava no debería haber cambiado desde Atenas hasta hoy: en la democracia ateniense y la actual, la administración sirve a los intereses de la mayoría y no los de la minoría. Pero evidentemente, nadie se lo cree. Cómo creerse que los pobres de solemnidad son los bancos, a quines se dirigen las ayudas. Cómo creerse que es necesario hacer borrón y cuenta nueva con quienes defraudaron, se llevaron el dinero a paraisos fiscales mientras el resto de los mortales nos vimos perseguidos por hacienda, recaudadores, policias y demás señores del frac.
9.- La novena se ha convertido en una utopía digna de los mejores momentos románticos de la historia, de las comunidades hippies de los 60 y como no de las mejores intenciones con la que se ha transformado en símbolo de libertad aquella que escribió Beethoven. La democracia ateniense procuraba respetar los derechos y considerar a los ciudadanos como iguales, especifiquemos que para Atenas en el ámbito político, para la sociedad actual en otros ámbitos, como el judicial, el social cada cual logra lo que tiene de acuerdo a su esfuerzo y mérito. ¡Juuuaassss, Juaassssss! El rey, Urdangarín, Gürtel, Roldán, Gescartera, voy a hacer un esfuerzo y a recordar al montón de especuladores, de lavadoras de dinero, de ladrones de guante blanco que están en la cárcel por no acordarse de que todos somos iguales.... ¡Glup!, tengo alzheimer.
10.-Y por último, la democracia era y debería seguir siendo un sistema político y además un modelo de vida de los ciudadanos centrado en la libertad, la igualdad de todos ante todo y la justicia: esto en Europa hasta ahora que desaparece de un plumazo se ha llamado Estado del bienestar. ¿Quien se cree con el derecho de poder deshacer este logro europeo poco cuestionado por los ciudadanos? ¿No merece al menos una consulta?. El nacimiento de la U.E fue puramente mercantil de modo que no debe sorprender que sea el único motivo que sigue existiendo por encima de cualquier otro, pero ¿quién se atreve a tener autoridad moral para sacar siquiera el tema de si deben permanecer o no en el euro, en Europa, a aquellos que gestaron, amamantaron y dieron los primeros paseos al concepto de democracia?. Recuerdo y hasta apelo con este barrido histórico a otra cuestión a la que los griegos clásicos tenían tanto miedo: la ley del ostracismo que buscaba eliminar el abuso de poder mediante la amenaza del destierro, algo que a todo ateniense aterraba. Busquemos una forma de ostracismo para tanto especulador, político inepto, burócratas, banqueros, reyes de las finanzas, de los mercados y trabajemos una vez más para que el agua retome un cauce mas apacible. Grecia ha sabido recuperar siempre su sitio en la historia pese a las numerosas invasiones que ha sufrido: desde los Dorios a los turcos o los alemanes. Para terminar quiero recordar una frase de uno de los grandes, griego por supuesto: Platón, que decía: la obra maestra de la injusticia es parecer justo sin serlo.
Emilio Manuel | 17 de junio de 2012, 5:31
Pilar, una buena entrada, pero sobre Grecia, solo interesa una cosa; bueno, para los intelectuales dos, la primera que ha pasado a cuartos de final en fútbol y la otra tiene dos variantes, los que están deseando que Grecia sea la primera en mandar a tomar por culo, con perdón a la UE y al euro tal y como está entendido por Alemania, y la otra vertiente, los cagados inversores especuladores que piensan que el euro se puede ir al mismo lugar que lo otro y ellos pierdan "leuros".
Un abrazo.
Pilar | 17 de junio de 2012, 6:24
Pues hala Grecia!. Que llegue a la final con España, pasando por encima de Alemania.
c | 17 de junio de 2012, 14:29
Pues ha fallado todo porque sus gobiernos y sus ciudadanos son unos tramposos que han vivido de las ayudas ajenas. Eso no puede llamarse una democracia, aunque la inventaran parece que se los olvidó, porque no tienen un sistema homologado a Europa para el control de la riqueza y la propiedad para hacer cumplir una redistribución. Hoy decía uno, sales de la T4 espectacular y llegas a Berlín a un aeropuerto antiguo, siendo la capital de Europa. Aquí vivimos en manos de la corrupción que tiene muy buenos lobbies en los gobiernos.