3.- El trabajo ahora se centraba en buscar indicios que corraborasen de forma más empírica si el cuadro podía ser de Klimt o no. No es fácil que las instituciones públicas compartan información de cómo se hizo un cuadro, la composición de los pigmentos y esas cosas, pero habia que intentarlo. Comencé los contactos con el museo
Velvedere de Viena a la vez que otra parte del equipo subía otro peldaño en el proceso de investigación. Había que saber la composición de los pigmentos principales que podían arrojar luz en el asunto, analizar la madera del bastidor, saber de qué época era, el lienzo sobre el que se pintó y mientras tanto bregar con unos y otros.
El interés de mi cliente es comprobar que el cuadro es de quien dicen, es importante ya que va a gastarse más de 100 millones de euros. Nadie duda de la autoría por la documentación que ya poseen donde lo acredita una universidad, junto a otros testimonios. Yo si dudo y eso pone nerviosos a todos. El interés por Afrodita no es artístico, es económico, es la base del negocio venidero, será
avalar. No es un cuadro que se vaya a poder ver en un museo, puede que ni decore la pared de una casa, pero sin el se acabó el negocio. Todo negocio tiene un riesgo, pero si controlas casi todos los palillos el riesgo se aminora. ¿Por qué no controlar el informe de un perito? Todos tenemos un precio.
Decía
Quevedo "por nuestra codicia lo mucho es poco; por nuestra necesidad lo poco es mucho". Si que es cierto. La necesidad lleva a la codicia a veces. La necesidad deja al descubierto las vergüenzas, la dignidad humana se aparta ante la codicia. Están tan próximos unos términos de otros. Está tan próxima la necesidad a la desesperación que a veces se pasa de una a otra sin apenas sobresalto. ¿Cuántas veces lo hemos visto en políticos, banqueros o empresarios a lo largo de la historia?
William Lazonick, catedrático universitario, nos recordaba hace poco "Estamos así por la codicia de muchos directores", refiriéndose a la crisis que vivimos.
Pongamos un ejemplo más cercano. Grecia acaba de aprobar un presupuesto austero,
espartano, con el que reducen en un 60 % la partida educativa a la vez que aumenta el presupuesto armamentístico. Difícilmente comprensible si no añadimos que los principales interesados económicos en cuestiones militares armamentisticas griegas son alemanes y franceses. Quizás la dignidad se encuentre más fácilmente entre las filas de parados griegos que entre los
paises europeos que aplauden la medida.
Así, de esta misma forma, navegaba el óleo de Afrodita entre la necesidad de unos, la codicia, la desesperación o la dignidad de otros. Había que ser un buen remero para salir bien librado de la fuerte marejada que azotama la mar en ese instante. El arte trata de la vida, el mercado del arte del dinero, como dijo
Damien Hirst. Pero eso ya lo contaré otro día.