Aprendī a hablar con la boca cerrada, con los ojos abiertos, con la llama ardiente de la mirada que tocaba con la yema de los dedos tu rostro lanzando un puente de mi alma a tu mente y descubrí que tus oidos no escuchaban y tu boca hablaba y tu corazón no conocía mi lenguaje. Eran palabras necias, fuegos fatuos. Recordé fugazmente esos besos que se dan con la mirada. Noté que los restantes los darīa con el recuerdo y decidí alejarme.
El arte trata de la vida el mercado del arte del dinero. Damien Hirst
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Emilio Manuel | 24 de enero de 2016, 0:29
¡¡Pilar!!, joder, cuanto tiempo, ¿como te encuentras?.
Un fuerte abrazo.
Pilar | 24 de enero de 2016, 22:10
Bien Emilio. A ti ya te sigo de vez en cuando en tu blog, cañero, crītico, como debe ser. Un abrazo.