La Cochinilla, es un tipo de insecto parásito con el que se forma uno de los pigmentos más llamativos: el color rojo de los cardenales. Fue descubierto por los españoles en Mejico en el siglo XVI. El carmín de los pintores se fabricaba a partir de restos de telas ya teñidas de este color. Costaban un huevo así que no se desperdiciaba nada, los retalillos sobrantes inútiles como tejidos se los vendían a los pintores y con paciencia los pulverizaban hasta convertirlos casi en polvo. Si ahora vivimos en la sociedad de usar y tirar, hace unos siglos en la de usar y reutilizar y nada desperdiciar. A veces los pigmentos salian por el ojo de la cara asi que el reciclado estaba a la orden del día, vamos que era una necesidad más que otra cosa. Paradojas de la vida: mujeres y cardenales están intimamente unidos hasta nuestros días, a ver si sabes por qué. Costaba mucho dinero y por tanto era un buen negocio, así que los emprendedores del momento vieron una oportunidad para forrarse y al filón que se fueron de cabeza y quienes fueron dichos emprendedores?, pues los cardenales, bueno, más bien los Papas. Paulo II lo convirtió definitivamente en el negocio papal. Además de llegar a controlar las minas de alumbre, material imprescindible para fabricar el pigmento, proclamó que en adelante las ropas de los cardenales habrían de ser teñidas exclusivamente con kermes, una larva que sale del cuerpo de la hembra adulta, donde han incubado los huevos y que se encuentran en las cortezas de las encinas en paises como España e Italia de propiedades parecidas a la Cochinilla utilizado antes de aparecer esta. Las bellisimas tonalidades del carmín de tonos intensos y violáceos hicieron que fuese imprescindible en la paleta del pintor de la época. Los empleaba para matizar rojos más brillantes como el bermellón, velar sombras, establecer medias tintas o enriquecer la calidad de los pliegues de las telas y por supuesto, para vestir a los cardenales.
Este mismo producto se sigue utilizando en la actualidad No solo para vestir a los cardenales. Y aquí viene la relación entre estos y las mujeres que lo utilizan en lápiz de labios, laca de uñas, coloretes para las mejillas, cosmética femenina variopinta. El colorante alimenticio E-120, tambien sale de aqui, nos lo comemos en yogures, helados o chuches, esas que son casi adictivas.
Retrato de Inocencio X. Velazquez
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