El arte ha sido a lo largo de la historia un modo de denunciar las cosas que pasan en la sociedad del tiempo que vive  el artista.


Hoy traigo el ejemplo de Sharik. Sus obras jalonan la  ciudad de Simferópol en Ucrania. Un artista comprometido, que okupa la calle, lo que en ella habita, con la intención de realizar un arte urbano políticamente incorrecto, con graffitis de humor ácido y denuncia social como los que  se pueden ver a continuación. El significado de su nombre viene a ser algo así como “bolita”.
Algunos encuadran su obra próxima al Banksy-style graffiti murals, atribuído al artista callejero británico Banksy quien oculta su identidad real a la prensa general. Se sirve de un  arte urbano callejero para promover visiones distintas a las de los grandes medios de comunicación. Con una clara intención política que podría estar detrás de su llamado "daño criminal" en la que, a su vez, afloran posiblemente influencias de  los Ad Jammers. Este movimiento buscaba la deformación de  imágenes de anuncios publicitarios para cambiar el mensaje de los mismos.

Sharik presenta  todo un imaginario icónico anticapitalista y de protesta social. Con un lenguaje internacional valido para una sociedad  unificada que responde con facilidad a la gran  aldea global.
Vandalismo para unos, arte callejero para otros.  En cualquier caso dirigido a un público no especializado ni crítico, como es el que  encontramos en torno a los museos o galerías de arte, con un marcado mensaje crítico, social e  irónico, algo que para algunos críticos no es suficiente para  convertirlo  en artista.

Juzguen ustedes mismos y fíjense en las paredes, aceras, piedras o mobiliario urbano de la ciudad en la que vivan.