Un beso

4.-    Hacía frío en Viena, había nieve, plazas con puestos navideños, vino caliente, salchichas, patatas fritas, plazas  en las que poder patinar sobre hielo, luces navideñas. Yo miraba un beso tierno y dulce reflejado en una cara femenina  sosegada en la que Klimt quiso representar placenteramente un rostro femenino fundido en un abrazo, en torno al que se arremolinaba la gente en el Upper Belvedere, de la Galería Österreichische en el palacio Belvedere. Dos cuerpos armoniosos unidos místicamnete entre un armor carnal y espiritual. Dos personas unidas en el cosmos. Ahora se trataba de observar los detalles de la firma de los cuadros que allí había. Magníficos  todos ellos. Técnicamente las similitudes eran evidentes, no solo de la firma, los elementos iconográficos e iconológicos, los rostros femeninos, los simbolos abstractos, los colores, faltaban los dorados. La firma no parecía salirse de los parámetros que a simple vista el ojo puede ver. El estudio gafológico era necesario y para ello tome las muestras necesarias y permitidas por el museo, poco colaborador, por otra parte. La grafología podía ser una ayuda en el estudio de la obra.


0 comentarios:

Publicar un comentario